El recordaba como todo era frio y oscuro, como recordaba una y otra vez la misma escena, se encontraba en una cámara, pequeña y vacía, gritaba sin parar con la esperanza de recibir respuesta, no sabía dónde se encontraba, no sabía como había llegado allí.
–Sí quieres salir de aquí… duerme –dijo una voz masculina incorpórea.
¿Cómo iba a dormir? Pensaba, el terror invadía su cuerpo, en esa cámara sentía algo que nunca había sentido, era un sentimiento de soledad, de abandono, de incertidumbre, no recordaba nada de su vida, es como si nada hubiera existido, su único recuero era el de despertarse en esa cámara.
–Si quieres salir de aquí… duerme –volvió a decir la voz incorpórea.
Comenzó a desesperarse, no iba a dormirse en ese siniestro lugar, no iba a quedarse indefenso ante lo que pudieran hacerle, comenzó a enfadarse, la ira se apoderaba de él, comenzó a golpear las paredes de la vacía sala, sus nudillos comenzaron a sangrar, hasta que el dolor le impedía tan siquiera mover los brazos. Se quedó sentado apoyado en la pared manchada por su sangre.
–Si quieres salir de aquí… duerme.
Estaba harto de escuchar una y otra vez la misma frase, intentaba recordar como era su vida antes de esa sala, pero no conseguía recordar nada. Las heridas de sus nudillos no paraban de sangrar, comenzaba a marearse y a tener visiones, veía a un hombre golpeando sin piedad a una persona sin rostro, la imagen le torturaba, tanta violencia le resultaba vomitivo. Con gran dificultad consiguió ponerse de pie, caminaba por la sala, mientras la sangre goteaba de sus heridas, una vez más volvió a preguntar, a suplicar que alguien le dijera que era ese lugar y que hacia el ahí.
–Si quieres salir de aquí… duerme –fue la única respuesta que recibió.
No iba a poder dormir, al menos no por sus propios medios, ya que la desesperación invadía su mente, lo único que se le ocurrió fue golpear su cabeza contra una de las paredes hasta perder el conocimiento, se golpeó duramente hasta que su frente comenzó a sangrar con gran abundancia.
Calló al suelo, medio inconsciente, antes de perder la conciencia por completo, volvió a ver al mismo hombre golpeando a la misma persona sin rostro, pero esta vez vio como el agresor era él y como le decía una frase a su víctima.
–Si quieres que paré… duerme.
Pero la víctima no dormía, solo cuando la vida abandonó su cuerpo consiguió que los golpes cesaran, lo cual ya era inútil. Él ahora con una grave herida en su cabeza comenzaba a perder el conocimiento mientras en su mente se repetía una y otra vez la misma frase.
–Si quieres salir de aquí… duerme.
Al fin consiguió dormir, su cuerpo fue hallado sin vida en un bosque cercano al lugar donde él acabó con la vida de su víctima.