El espíritu Verde
Cuando puedes conseguir lo que más deseas ¿Qué dirías?
5/13/20243 min read


Hace dos semanas que encontré aquel libro. Estaba en la biblioteca del reino pues mi maestro me había ordenado estudiar la alquimia, pues era una rama que siempre se me había resistido. Cuando buscando en la enorme cantidad de manuscritos vi uno que me llamó mucho la atención. Estaba en un estado bastante malo, su carcasa estaba casi destruida por completo, pero algo me dijo que lo cogiera. En su primera página estaba escrita una sola frase: “El espíritu verde”. No sé porqué pero algo me insistió en seguir leyendo, así que no me resistí y lo hice. Según el escrito el espíritu verde tenía el poder de concederte lo que más desearas, claro como candidato a sabio que soy no era sensato creer en algo así a la primera, pues no son pocos los incautos que han caído presa de espíritus malignos por buscar deseos imposibles. Pero no se había algo en esas letras que me hacía querer intentarlo. De todas maneras si un espíritu oscuro emergía sabía perfectamente como defenderme, en realidad no tenía mucho que perder.
Dos semanas de preparación, he tenido que darle evasivas todo este tiempo a mi maestro sobre mis estudios, pues he dedicado todo mi tiempo a esto. Se podría decir que he creado una especie de obsesión sobre esto, lo sé, lo tengo claro pero no me importa si puedo conseguir eso que el manuscrito afirmaba.
Me fui al lago que había cerca de las puertas de la ciudad, allí hice todo los preparativos. La luz de la luna comenzaba a acariciarme y así comencé el ritual. Priemero encendí las cuatro velas formando un cuadrado. Seguidamente me coloqué entre todas ellas. Agarré el cuchillo y realicé un corte en la palma de mi mano. Coloqué la sangre sobre el objeto que más apreciaba. El objeto no era nada extraordinario, se trataba de un pañuelo que mi amada me dio antes de irse. Coloqué el objeto en el suelo frente a mi y usando una de las velas lo quemé. Mientras ardía comencé a recitar el conjuro de invocación.
-Espiritu de los bosques, de las montañas, de los lagos y de los senderos. Si ante ti esta ofrenda es satisfactoria, ante mi lo que más anhelo espero.
Esperé a que algo sucediera, no se si fue un minuto, una hora o diez, pero sentí que el sentido del tiempo estaba totalmente distorsionado. No parecía ocurrir, el pañuelo ardió por completo dejando solo cenizas que volaron hasta el lago empujadas por el beso del viento. Perdí toda esperanza hasta que un suave aroma invadió mi nariz. Era un olor que me resultaba familiar. En ese momento sentí como alguien me tocaba el hombre y se sentaba a mi lado, giré la mirada y allí estaba.
-Has venido -dije con una gran sonrisa en el rostro.
-No has cambiado nada -dijo ella mirándome a los ojos.
-Te he añorado muchísimo -le dije sin poder contener las lágrimas.
-Lo sé, nunca he dejado de estar a tu lado, aunque tu no me vieras, siempre he velado por ti -me dijo con su dulce voz.
-Ojalá siempre pudiera hacerlo, pero al fin puedo tener lo que mas deseo en este mundo -le dije con dificultad al hablar debido al llanto.
-¿Qué es lo que más deseas? -me preguntó.
-La última vez que lo hice tu luz ya se había apagado, solo quería decirte que te amo y gracias por haber echo de mi vida la mejor que he podido desear -le respondí, sin poder dejar de derramar lágrimas.
-Ojalá el destino hubiera sido diferente, pero aunque no esté físicamente siempre estaré a tu lado, recuerdalo siempre -me dijo mientras me acariciaba la mejilla con su mano.
Cuando puse mi mano sobre la mía ella comenzó a brillar con una preciosa luz verde, mientras me miraba sonriendo comenzó a desvanecerse como el sol cuando se esconde tras las montañas en el atardecer, finalmente desapareció por completo, las velas se apagaron y quedé allí, solo en la oscuridad de la noche. Allí permanecí durante toda la noche, mirando las estrellas, con una sonrisa en el rostro.
-Gracias -dije a la nada.
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