EL LLAMADO DE LA ESPADA ESMERALDA
El Llamado de la Espada Esmeralda es un relato épico inspirado en el universo fantástico y las historias legendarias creadas por Rhapsody of Fire. En un mundo lleno de magia, dragones y batallas contra las fuerzas de la oscuridad, este relato captura la esencia de las grandes aventuras narradas en la Emerald Sword Saga, transportándote a un viaje donde el destino del reino pende de una espada forjada por los dioses. Si amas las historias llenas de heroísmo, mitología y música épica, este relato está hecho para ti.
1/9/20252 min read


En un mundo fracturado por las sombras de la tiranía, el antiguo reino de Algalord se alzaba como la última esperanza de los pueblos libres. La oscuridad, encarnada en el temible hechicero Akron, había sumido las tierras en un caos perpetuo, destruyendo alianzas y sembrando el miedo. Pero una leyenda persistía entre los ancianos: la de una espada forjada por los dioses, la Espada Esmeralda, capaz de romper cualquier maldición y destruir el núcleo del poder oscuro.
El joven guerrero Aerion, huérfano de guerra y último descendiente de la guardia real de Algalord, estaba destinado a portar la mítica hoja. Una noche, mientras las estrellas iluminaban un cielo sin luna, un anciano encapuchado apareció en el campamento de los refugiados. Su voz resonó como un eco antiguo:
—Aerion, hijo de los vientos y la llama. El destino te reclama.
El anciano le entregó un mapa desgastado, señalando el camino hacia los Montes de Durak, donde la espada descansaba en un altar protegido por dragones ancestrales. Sin tiempo para dudar, Aerion reunió un pequeño grupo de leales: Thalara, una hechicera exiliada de los bosques encantados; Durain, un enano herrero cuyo hacha había desgarrado cientos de armaduras enemigas; y Elarion, un arquero élfico cuya puntería era tan certera como su lengua afilada.
La travesía estuvo plagada de peligros. Cruzaron pantanos donde sombras incorpóreas trataban de despojarlos de su voluntad, y ascendieron montañas cuyos vientos helados susurraban historias de los caídos. Cada paso era una prueba no solo de fuerza, sino de fe en la leyenda que los guiaba.
Finalmente, tras semanas de penurias, llegaron a la cima de Durak. Allí, un lago cristalino reflejaba un altar iluminado por una luz verde etérea. En el centro, la Espada Esmeralda reposaba, irradiando poder. Pero su descanso no sería interrumpido sin costo.
Un rugido estremeció la montaña. De las profundidades del lago emergió Smaragdor, el Dragón de Jade, protector de la espada. Su cuerpo relucía con un brillo esmeralda, y cada batir de sus alas levantaba ráfagas de viento cortante.
—Solo los dignos pueden reclamar lo que custodio —tronó la voz del dragón.
Aerion avanzó, sintiendo la presión del aire cargado de magia. Con valentía, habló:
—No busco poder, sino justicia. Mi gente perece, y esta espada es su última esperanza.
El dragón observó al guerrero con ojos como gemas. Entonces, lanzó un desafío: un combate no de fuerza, sino de espíritu. Smaragdor desató ilusiones para probar el temple de Aerion, mostrándole visiones de derrota, de traición y de muerte. Pero el joven, guiado por la fe en su causa y la confianza en sus compañeros, resistió.
Finalmente, el dragón inclinó su enorme cabeza y se apartó. Aerion tomó la espada, y al hacerlo, sintió cómo una energía inmensa recorría su cuerpo. En ese momento, supo que no estaba solo: los espíritus de los antiguos reyes de Algalord lo acompañaban.
Con la Espada Esmeralda en su poder, Aerion y sus aliados descendieron de la montaña, listos para enfrentarse a Akron y liberar a su pueblo. Pero sabían que la victoria no estaba asegurada; el verdadero desafío apenas comenzaba.
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