El que señala
No puedes huir de tus pecados
4/11/20243 min read


Era una noche cualquiera de verano, iba en mi coche por una carretera rodeada de bosque por ambos lados, no recuerdo bien a donde me dirigía, creo que volvía a casa tras estar en el cumpleaños de un amigo, en su casa varios kilómetros atrás. Recuerdo ir algo bebido pero no lo suficiente como para impedirme conducir,
Recuerdo que tuve que parar debido a que me orinaba, de esa forma dejé apartado el coche a un lado de la carretera, bajé y oriné en el tronco del primer árbol que encontré. No sé porque miré al interior del oscuro bosque, es como si algo llamara mi atención, miré y allí estaba, entre los árboles una oscura sombra… señalándome, parecía ser un hombre alto, pero, debido a la oscuridad del bosque no podía distinguirlo, la luz de la luna llena no era suficiente. Sinceramente no sé porque lo hice, cualquier persona cuerda nunca haría lo que yo hice, no sé si fue debido al alcohol o a algo desconocido que me atrajo, pero ahí estaba sin saber como en mitad del bosque, perdido, a altas horas de la madrugada mientras algo desconocido que me señalaba estaba por ahí.
Intentaba orientarme, quería volver a mi coche, no sé ni porque me encontraba en el interior del bosque, había dicho que era verano… pues parecía que estábamos en pleno invierno, el aire salía en forma de humo de mi boca como si me estuviera fumando un cigarrillo, era inevitable, el pánico estaba comenzando a apoderarse de mí.
Comencé a correr por el bosque, en silencio, pues temía que lo que fuera que me señalase me escuchara, apenas podía caminar, tenía muchísimo frío y mis piernas y brazos comenzaban a congelarse, el pánico se apoderó de mi por completo y comencé a gritar desesperado y a correr por todos lados, en ese momento no pensé que seguramente me estaba introduciendo cada vez más en el bosque.
Tras unos árboles allí estaba, la misma silueta mirándome y señalándome, su mirada se clavaba en mi como un cuchillo ardiendo atravesándome el pecho, comencé a sentirme muy mal, comencé a vomitar, apenas podía mantenerme de pie, “será el alcohol” volví a pensar, pero no era posible, el intenso frío había conseguido que la leve borrachera que tenia se me pasara por completo, sumado a todo lo que estaba sintiendo se sumó la vista borrosa, cada vez lo veía todo más borroso, caí al suelo, y con las fuerzas que me quedaban levanté la cabeza, ahí estaba, acercándose a mí, sin dejar de señalarme, no pude aguantar más y caí inconsciente.
Cuando desperté me encontré en una cama de hospital, decían que había tenido un accidente de coche, no entendía nada estaba muy desorientado, pasé varios días en el hospital, cuando me encontré algo mejor, un agente de policía vino para que le explicara lo sucedido en el accidente, aun no me lo habían dicho… al parecer atropellé a un niño algunos kilómetros atrás de donde sufrí el accidente y lo que es peor… me di a la fuga. Expliqué al policía todo lo que me pasó (al menos lo que recuerdo) inclusive lo de la sombra que me señalaba en el bosque. Lógicamente me tomó por loco.
Al cabo de unos meses me condenaron a veinte años de cárcel por conducir bajo los efectos del alcohol, por homicidio involuntario y por darme a la fuga. Acepté mi destino, todo parecía haber acabado, ya llevaba algunos meses entre rejas, pero nada iba bien, desde que entré la misma silueta del bosque se aparecía delante de mí señalándome y cada vez que la veía sentía el mismo malestar que sentí en el oscuro bosque.
Llevo un año aquí dentro, atormentado por la sombra, no sé cuánto voy a durar pero cada vez va a peor, cada vez que veo a la sombra se acerca más y más a mí, señalándome y clavando su tenebrosa mirada en mi ser, es cuestión de tiempo que deje de señalarme y decida hacer algo más, lo noto… es cuestión de tiempo.
Carta encontrada junto al cadáver destripado de un preso de la penitenciaria de Los Ángeles, al lado de la carta había una pequeña nota: “El que señala no perdona los actos de cobardía”.
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