Fue nuestra culpa
Todo se acabó, todo se podría haber evitado
5/20/20243 min read


Han pasado ya diez años desde que todo desapareció. Diez años desde que todos se marcharon. Aun recuerdo aquel día. Iba en el metro de camino al trabajo, creo que eran las siete de la mañana, seguro que era esa hora ya que siempre solía entrar en el metro sobre la misma hora. Recuerdo como todo era la misma puta rutina de siempre, las mismas caras cansadas de la rutina, las mismas caras que se preguntaban así mismas: ¿Realmente soy feliz? ¿Realmente necesito este trabajo?
Yo en realidad no me lo preguntaba ya que sabía perfectamente que no era feliz, pero por desgracia no nací ni me hice millonario así que necesitaba el trabajo. Recuerdo como en mitad de uno de los túneles que separan una estación de otra el tren frenó en seco. Mucha gente cayó al suelo, recuerdo como un señor chocó su cabeza con una de las barandillas de metal y se hizo un gran corte en la frente. Nunca olvidaré ese rostro ensangrentado, ya que fue el primero que vi, el primero de muchos a partir de ese momento. La gente estaba confusa y expectante esperando escuchar por megafonía al conductor del tren dar alguna explicación. Pero esa explicación nunca llegó. Lo que si llegaron fueron los gritos. La gente del primer vagón comenzó a gritar desesperado, ha eso le siguió una enorme avalancha de gente corriendo hacia la cola del tren. Yo no entendía nada, pero estaba claro que algo muy malo estaba sucediendo. No se si el pánico colectivo se me contagió o el miedo realmente invadió mi cuerpo y mi mente, pero decidí comenzar a correr también con la multitud. Mucha gente cayó al suelo y no podían levantarse, vi como varios eran pisoteados hasta morir, dejaban de moverse y de gritar, no fue un día agradable. Llegué a la cola del tren y ahí estábamos todos, decenas de personas que no sabíamos porque corríamos ni porque nos habíamos amontonado en esa zona del tren, hasta que todos lo entendimos. Desde el primer vagón veíamos algo acercarse, parecía un hombre algo más alto de lo habitual eso si, pero un ser humano al fin y al cabo. Pero no lo era, su cuerpo tenía un tono grisáceo, sus dedos eran muy largos y sus ojos... sus ojos eran negros como el más oscuro de los abismos. No se lo que era, aun a día de hoy sigo sin saberlo. Pero, cuando se acercó más a nosotros muchos comenzaron a gritar, la gente golpeaba las ventanas del tren intentando romperlas para poder escapar, yo me fije que fuera lo que fuera ese ser no estaba acelerando su paso, el seguía caminando lento hacia nosotros, no se porque quizás simplemente estoy loco pero tenía la sensación de que no quería hacernos daño.
Intenté gritar para pedirle a la gente que se calmaran, que ese ser era inofensivo, pero nadie me escuchaba, había demasiado jaleo y así fue como uno de los pasajeros sacó una navaja y se abalanzó contra la criatura, yo le imploré que no lo hiciera, que no era malvada, pero obviamente no me oyó. El sujeto le clavó la navaja en el abdomen a la criatura. Todos los presentes de repente se callaron, el silencio gobernaba el lugar.
La criatura agarró la navaja, la hoja estaba bañada de un liquido de color negro, supongo que seria su sangre. En ese momento el ser dejó su tranquilidad y comenzó a mostrarse agresivo agarró el cuello al sujeto de la navaja y lo tiró al suelo, recuerdo como pisó su cabeza y esta explotó como si fuera una sandía.
Todo se descontroló, el ser comenzó a correr hacia nosotros mientras todos intentaban salir del tren forzando las puertas o rompiendo las ventanas. Yo, mientras intentaba huir veía como esa criatura agarraba a la gente y la partía literalmente en dos como si fueran de papel. Todo comenzó a llenarse de sangre, incluso yo, mucho de ese rojo líquido me cayó en la cara, mi ropa estaba completamente empapada. No tuve elección, agarré a un señor mayor que había a mi lado, lo sujeté con todas mis fuerzas y lo lancé contra una de las ventanas, no la rompí pero si que la agrieté bastante, lo suficiente como para agarrar de nuevo al anciano y estampar su cabeza contra el ahora frágil cristal, al fin el cristal se rompió. Solté a ese tipo y salí del tren. Comencé a correr por el oscuro túnel mientras dejaba atrás los gritos y el sonido de la carne desgarrándose.
Corrí junto a otros pasajeros del tren hasta que llegamos a una de las estaciones del metro, decidimos subir a la superficie y lo que vimos... Cientos de esos seres estaban destrozando la ciudad. Los cadáveres desmembrados inundaban las calles y el caos reinaba por completo. Han pasado diez años y sigo pensando que si nadie hubiera atacado a esos seres todo esto no habría pasado... Todo fue nuestra culpa
Contacto
Redes Sociales
Sígueme en
dangeldawn5@gmail.com