LOS GUARDIANES DEL NEXO: ZAGUR
El primero de los guardianes
6/3/20244 min read


Era un día tormentoso en la ciudad de Marmalot, debido a que era una ciudad situada en el desierto de Dak cada vez que la lluvia tocaba su cálido clima sus calles se volvían lodazales que hacían muy difícil algo tan sencillo como caminar. Un hombre corría o al menos lo intentaba por las complicadas calles bañadas en barro. Parecía nervioso, como si estuviera huyendo de algo. El hombre llegó a una casa situada al final de un pequeño callejón, abrió la puerta y la cerró apresurado. El hombre se quitó la capucha y la bufanda dejando al descubierto su pálido rostro. Una mujer de cabello corto de tono azulado que estaba en una habitación circundante a la entrada se acercó preocupada.
-¿Qué ocurre Amadeus? -preguntó la mujer.
-Lo he visto -respondió aterrado.
-¿A quién? -volvió a preguntar aun más preocupada.
-Era él, he visto a Zagur -respondió con autentico terror en sus ojos.
-¿Estás seguro de que era él? -preguntó de nuevo.
-Deja de hacer preguntas Zasa, era él, esta tormenta no es natural, las puertas del Nexo han sido abiertas, él ha venido a nuestro mundo trayendo consigo esta tormenta tan atípica -dijo mientras corría hacia otra habitación.
-Pero aunque haya venido a nuestro mundo no quiere decir que venga a por ti, quizás está aquí por otro motivo -dijo Zasa intentando calmarle.
-No digas tonterías, hace ya una década que debería haber muerto, mis conocimientos en necromancia me salvaron, no es la primera vez que la dama negra intenta venir a por mi, pero esta vez... Esa vieja harpía ha traído a uno de sus generales, pero no pienso dejarme atrapar tan fácil -dijo Amadeus mientras sacaba varios frascos de una bolsa.
-¿Qué piensas hacer? -preguntó Zasa.
-Tu solo haz lo que yo te diga -dijo con tono seco.
Las horas pasaban y la tormenta se hacía cada vez más intensa, lo que antes solo era una intensa lluvia comenzó a venir acompañada de fuertes relámpagos que impactaban con fuerza el suelo, el viento comenzaba a ser cada vez más fuerte, haciendo que todas las calles fueran completamente desalojadas, pues más que una tormenta parecía estar evolucionando a un huracán. Entre el fuerte temporal una silueta comenzó a emerger, caminaba por las calles como si nada, como si ni el viento, ni la lluvia ni nada pareciera importarle. La oscura figura se colocó delante de la puerta de la casa de Amadeus, sin tan siquiera tocarla la tiró abajo destrozándola por completo. En el interior Zasa sobresaltada vio como por la puerta entraba una silueta imponente, irradiaba un aura oscura y opresora, el aire comenzó a volverse denso y difícil de respirar. Zasa vio como unos rojos ojos se clavaban en ella como si se clavaran en su alma. Con la luz producida por un relámpago la mujer pudo ver una ligera armadura y un casco con cuernos, aunque realmente no sabía si era un casco.
-¿Eres Zagur? -preguntó con la voz temblorosa.
El misterioso ser no dijo nada solo se limitó a inspeccionar todo su alrededor. El ser creó una larga espada con punta curva y comenzó a caminar hacia la habitación que había al fondo. Zasa solo se limitaba a observar, pues tenía miedo de que con el más mínimo movimiento ese ser le hiciera daño.
-El no está aquí -dijo con voz temblorosa.
-Lo sé -respondió -con una voz que parecía distorsionada.
-¿Cómo que lo sabes? -preguntó confusa.
-Ha dejado una copia de sí mismo aquí usando su magia -dijo el ser mientras hacía un tajo con su espada.
En una esquina de la habitación apareció Amadeus que parecía estar en un estado de invisibilidad, su cuello comenzó a sangrar con abundancia hasta que cayó al suelo sin vida.
-Se que ese no es él, es una de sus “creaciones” -dijo con tono tranquilo.
-Si sabes que ese no es el verdadero... ¿Qué haces aquí? -preguntó con miedo pues no quería escuchar la respuesta.
-¿Sabes como crea Amadeus a esas cosas? -preguntó Zagur.
-No con exactitud, solo se que usa una especie de conjuro y poco más -respondió.
-Si, eso es cierto, pero para realizar ese conjuro él tiene que coger algo que no le pertenece -dijo Zagur mientras se acercaba a Zasa.
-¿Algo que no es suyo? ¿Te refieres a los cuerpos que usa? -preguntó temblorosa.
-Los cuerpos que usa me dan igual, pero a mi señora le molesta que para hacer sus creaciones tu querido Amadeus roba almas del Nexo -respondió.
-Pensé que estabas aquí para llevártelo a él -dijo la mujer.
-No, nada de eso, Amadeus será castigado, pero eso es tarea de otro guardián del Nexo, mi cometido aquí es otro -respondió con tono siniestro.
-¿Y cual es? -preguntó.
-Devolver a su lugar las almas que robó del Nexo -dijo mirándola directamente a los ojos.
La mujer comenzó a temblar notó como si algo punzante se le clavara directamente en el alma. Zasa empezó a retroceder lentamente mientras Zagur solo la miraba, quieto sin hacer nada. Cuando se encontraba cerca de la puerta la mujer comenzó a correr, pero se chocó directamente con Zagur que ahora estaba delante de ella. La mujer cayó al suelo, mientras se arrastraba pedía clemencia ante la poderosa e imponente figura de Zagur. El cielo volvió a iluminarse con la tenue luz de los relámpagos. Zagur alzó su espada y de un solo tajo decapitó a la mujer, una suave luz de tono verdoso emergió del cuerpo de la mujer aun convulsionando, la luz se postró en la mano de Zagur como si estuviera acariciándole.
-Eres libre -dijo.
La luz desapareció, Zagur miró de nuevo el cuerpo de Zasa, hizo desaparecer su espada y comenzó a caminar de nuevo por las calles de la ciudad hasta desaparecer entre la lluvia.
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