Eran las cinco de la madrugada, ella miraba a su alrededor y veía como todos bailaban y reían, estaba claro que en la mayoría de los casos el alcohol ya había hecho efecto en la mayoría de los presentes. Ella bailaba y reía mientras el chico con el que estaba la miraba fijamente a los ojos. Se habían conocido hace ya unos meses en una aplicación de citas, habían quedado ya en diferentes ocasiones pero esta vez era diferente, aunque ya habían pasado varias noches juntos esa noche estaba decidida a llegar hasta el final.

-Es algo tarde ¿Quieres que nos vayamos ya? -preguntó mientras apartaba su larga melena rizada de su cara.

-Claro, me parece bien -respondió el sonriendo.

La joven cogió a su acompañante de la mano y con un paso acelerado salieron de la discoteca, en la puerta ambos se pararon en seco y comenzaron a besarse apasionadamente. El guardia de seguridad de la puerta se acercó a ellos y les pidió amablemente que se apartaran de la puerta pues estaban obstruyendo el paso de los demás visitantes del local.

-Perdona compañero, ahora mismo me encargo -dijo el chico sonriendo.

El joven agarró en brazos a la chica y comenzó a caminar calle abajo.

-Rick ¡Bájame! -gritó la joven entre risas.

-Eso suena a una petición, dime ¿Qué gano yo a cambio de complacer esa petición querida Alice? -preguntó sonriente.

-Bueno se me ocurren algunas cosas, pero si quieres saber lo que son tendrás que bajarme -respondió con tono misterioso.

-Vaya, aunque no me convence del todo he de decir que me intriga, de acuerdo acepto -dijo el joven mientras dejaba a Alice en el suelo suavemente.

-Bien así me gusta venga sígueme -dijo la chica con una mueca pícara en el rostro.

Alice agarró de la mano a Rick y ambos aceleraron el paso. Tras caminar durante aproximadamente veinte minutos los dos llegaron a la puerta de un edificio. Alice sacó una llavero de su pequeño bolso blanco y abrió la puerta. Los dos comenzaron a subir las escaleras mientras se besaban con gran intensidad. Rick se tropezó con uno de los escalones golpeándose violentamente en el rostro contra las escaleras.

-Mierda. ¿Estas bien Rick? -preguntó la joven preocupada mientras se agachaba para socorrer al joven.

-Sí, tranquila no ha sido nada -respondió el joven mientras se levantaba algo dolorido.

-Dios Rick, tu diente -dijo la joven al ver que a Rick le faltaba un diente.

El joven pasó su mano sobre su boca y apreció que uno de sus dientes estaba roto, a la vez que notó un corte en su labio inferior.

-No es nada, no te preocupes -dijo el joven con voz tranquila.

-¿No estás sangrando? -preguntó la joven extrañada al ver el corte limpio que Rick tenía en el labio.

-Supongo que no ha sido tan profundo como parece -dijo el joven riendo intentando quitar hierro al asunto.

-Ven entremos y límpiate al menos -dijo Alice.

Al llegar al cuarto piso la joven agarró sus llaves y abrió la puerta. Alice dejó las llaves en un pequeño mueble de madera que había nada más entrar y activó un interruptor encendiendo las luces del apartamento.

-Ahí tienes el baño- dijo la mujer señalando una puerta en mitad del pasillo.

El joven entró en el baño cerrando la puerta tras él. Alice fue hasta su habitación, dejó su bolso sobre la cómoda, bajó la cremallera de su vestido y se lo quitó quedándose en ropa interior. En ese momento agarró su teléfono móvil y vio que tenía varios mensajes de su amiga Carol, la cual le preguntaba que como estaba yendo la noche.

Alice:

Hola tía, lo cierto es que todo iba genial.

Carol:

¿Qué quieres decir con que íba?

Alice:

Bueno estábamos subiendo las escaleras mientras

nos besábamos como adolescentes pero

se ha tropezado y se a roto un diente :(

Carol:

Joder, jajajaja tu si que

sabes impactar en la gente.

Alice;

Vete a la mierda.

Carol:

Vale, vale perdona.

Pero ahora puedes aprovechar

para curarle las heridas ;).

Alice:

Eres una imbecil, pero usaré tu consejo :)

Carol:

Pues, mañana quedamos y me cuentas

¿Estamos?

Alice:

-Vale, nos vemos mañana :)

Alice soltó su teléfono y se percató de que Rick llevaba mucho tiempo en el baño, además de que ningún sonido parecía emerger del baño. Alice se levantó de la cama y se acercó a la puerta del baño.

-Rick ¿Estás bien? -preguntó la joven mientras tocaba la puerta.

Al no recibir ninguna respuesta la joven comenzó a ponerse algo nerviosa, comenzó a tocar la puerta y a llamar a Rick con más intensidad. La joven intentaba abrir la puerta pero esta parecía estar cerrada por dentro.

-¡Rick por favor dime algo! -comezó a gritar desesperada.

En ese momento un ruido se escuchó dentro del baño. Parecían escucharse pasos y seguidamente como el pestillo de la puerta se abría, pero no la puerta. Alice abrió la puerta y vio a Rick parado frente a ella.

-Rick ¿Estás bien? -preguntó la joven.

El joven no respondía, solo se limitaba a estar de pie frente a ella con la mirada perdida. Alice comenzaba a ponerse nerviosa y a sentir algo de miedo. En ese momento Rick comenzó a mover sus brazos de manera errática. Éste acercó sus brazos a su rostro, comenzó a tocar el pequeño corte que tenía en su labio, lo agarró con fuerza y tiró desgarrándose la piel, el joven seguía tirando de su piel arrancándosela a tiras. Alice se quedó en shock, su cuerpo se paralizó y aunque quería salir corriendo no podía mover ni un solo músculo y por mucho que quisiera era incapaz de gritar, solo podía ver como el joven que se encontraba delante de ella se arrancaba la piel de su cara con sus propias manos. A pesar de la horrible escena ni una sola gota de sangre brotaba del joven, los trozos de carne caían al suelo. Rick se detuvo en seco y donde antes se encontraba su rostro ahora solo había un hueco negro, ni huesos, ni músculos, nada, solo un agujero negro donde antes se encontraba su rostro.

El joven se lanzó sobre la paralizada e indefensa Alice, la agarró del cuello y acercó su cabeza a su cara mientras las lágrimas comenzaban a brotar de los ojos de la joven. En ese momento Alice comenzó a notar un dolor indescriptible, era como si todos sus órganos se licuaran, su sangre comenzó a hervir y poco a poco esta comenzó a brotar por sus ojos, su nariz, sus oídos, hasta que por cada poro de su piel comenzó a brotar su sangre. Esta comenzó a entrar en el cuerpo de Rick por el hueco en el que antes se encontraba su cara. Alice cada vez iba perdiendo más y más color hasta estar completamente blanca, las cuencas de sus ojos se vaciaron y su cabello se desprendió de su cabeza. Rick soltó a Alice la cual cayó al suelo sin vida y sin expresión.

En ese momento todo el cuerpo de Rick se volvió negro, como si se tratara de una sombra, lo que antes era el joven acompañante de Alice lanzó un fuerte y agudo grito y se evaporó como si fuera humo, dejando allí el cadáver de la joven la cual aun tenía sus últimas lágrimas deslizándose por su pálido rostro.

UNA GRAN NOCHE