El grupo se encontraba en mitad del desierto donde hace apenas segundos había una majestuosa mansión que de repente desapareció. Ante ellos un hombre con una delicada pelilla y una gran melena muy arreglada dorada como el oro apareció. Se presentó como Vils.

-Sin duda la banda del cañón negro tiene una reputación más que merecida –dijo el hombre con tono serio.

-Chicos mirad como va vestido –señaló Abigail.

-Un chaleco blanco con arreglos dorados, con el símbolo de una bala con alas de ángel. Ese atuendo tan hortera pertenece a la Bala Zafiro –dijo Tayson.

-Vaya, veo que no solo sois poderosos, también estáis bien informados, esto cada vez se pone mejor –dijo el hombre con una leve sonrisa en el rostro.

-¿Qué hace alguien como tú en unas tierras como estas? –preguntó Astor.

-Las tierras de Zapirut son una mina de escoria, como guardián de Elamor es mi deber mantener estas tierras bajo control –respondió.

-¿Tu solo? Dudo que puedas mantener controlados a todos los locos que hay por aquí –dijo Masalot.

-Quizás te equivoques mi gran compañero. Esa espada que lleva en su cintura me dice que estamos ante alguien de la elite –comentó Eternia.

-¿Quieres decir que es un pistolero arcano? –preguntó Abigail.

-En efecto, soy un pistolero arcano, uno de los magos más poderosos de todo Elamor, guardián personal del duque Amil -respondió haciendo una breve reverencia.

-Bien, Vils, con esa pequeña descripción me has demostrado que no estás aquí de patrulla, vamos dinos que haces aquí y que ha pasado con la mansión, la niña y con todo en general –dijo Tayson algo enfadado.

-Bien, está claro que no sois como el resto de bandas, os explico. Desde hace una semana un asesino serial atormenta la ciudad de Elamor. Un mago, para ser más concretos. Nadie sabe quién es ni que pretende, pero ya van más de una veintena de miembros de la Bala Zafiro que caen ante él. El duque ha ordenado buscar y eliminar a ese mago. Ahí es donde entráis vosotros –explicó.

-A ver si me he enterado bien. Un misterioso mago está acabando con miembros de la orden más poderosa de magos conocida y buscáis ayuda en bandas comunes… Sin ofender, pero se supone que la Bala Zafiro es imparable, parece que vuestra reputación no son más que leyendas vacías –comentó Tayson.

-Nadie es imparable en este mundo amigo mío –dijo Vils.

-Si ese tío está acabando con la Bala Zafiro ¿Qué le hace pensar a tu jefe que nosotros podremos hacer algo? –preguntó Astor.

-El no piensa que podáis ayudarnos, soy yo quien lo piensa –respondió.

-¿Tú? ¿Qué te hace pensar eso? –preguntó Abigail intrigada.

-Todos en Elamor conocen a la banda del Cañón Negro. Muchos piensan que son unos simples mercenarios sin escrúpulos que solo se mueven por el dinero. Al ver como habéis solucionado esta pequeña misión sé que no sois así –explicó.

-¿Me estás diciendo que tú has organizado todo esto? –preguntó Tayson.

-Sí, yo he organizado todo esto para ver de qué sois capaces, es un entrenamiento que se usa en la orden. No es una técnica efectiva para el combate, pero si para ver las capacidades de los magos –respondió directo.

-No me gusta demasiado que me engañen –dijo Masalot crujiendo sus puños.

-No os he engañado, tomad esto es vuestro –dijo mientras sacaba una bolsa de su bolsillo y se la lanzaba a Tayson.

-¿Qué es esto? –preguntó mientras cogía la bolsa.

-Es el oro que se os prometió por cumplir el trabajo, ahora si me escucháis os propondré un nuevo trabajo, esta vez por mí personalmente –respondió.

-¿Qué opinas Tayson? –preguntó Abigail.

-Yo soy de Elamor, nací allí y si decidí salir de ese lugar y convertirme en lo que soy es precisamente por la Bala Zafiro –comentó Tayson.

-¿Rechazamos su propuesta? –preguntó Astor.

-Por un lado me da igual lo que les pase a esos cerdos, pero por el otro si hay un mago tan poderoso suelto, al menos me gustaría conocerle, además un contrato es un contrato –dijo Tayson sonriendo.

-Tú tienes la última palabra, jefe –dijo Masalot.

-Antes de aceptar tienes que darnos más detalles de este trabajo –dijo Tayson a Vils.

-Lo haré, pero por desgracia no puede ser aquí, debemos ir a Elamor, allí os contaré todo –respondió.

Tayson miró al resto de sus compañeros, todos sonreían indicando que estaban ansiosos por que aceptaran el contrato. El hombre acarició con las yemas de sus dedos su sombrero y miró directamente a Vils.

-Bien, vamos a Elamor –dijo.

En la ciudad de Elamor el suave sol acariciaba los grandes edificios de madera cubiertos de arena. Sus habitantes recorrían las calles tranquilas, socializando y riendo, parecía un lugar de lo más agradable. En la plaza central se encontraba un enorme reloj de sol. En una parte de él, una marca en la que podía leerse: La sombra despierta.

El sol comenzaba lentamente a esconderse, cuando la sombra que producía se posó sobre el mensaje del reloj todos abandonaron las calles. Decenas de hombres y mujeres vestidas con gabardinas blancas similares a la que llevaba Vils abordaron las calles. El toque de queda de la ciudad había comenzado.

El silencio lo inundó todo. Lo que hace apenas segundos eran calles repletas de vida y alegría se convirtió en un lugar lúgubre y en tensión. Finalmente la oscuridad de la noche abrazó por completo la ciudad. Todos los miembros de la Bala Zafiro patrullaban cada rincón de la ciudad.

Una guardia solitaria caminaba por una de las calles. Sus blancas botas estaban casi en su totalidad cubiertas de arena, parecía asustada, a pesar de pertenecer a la orden de magos más poderosa jamás conocida. En ese momento la mujer pudo ver una oscura silueta postrada en una pared frente a ella.

-¿Quién va? –preguntó la mujer nerviosa.

-No soy nadie, solo una sombra que camina en la noche como cualquier otra –dijo el hombre misterioso con voz aguda.

-Eres… ¿La sombra de la noche? –preguntó aterrada.

-Toda la noche es una sombra enorme, una sombra que te abraza y no te deja respirar, todos caeremos inevitable ante el sueño de la oscuridad. Solo que algunos caerán antes que otros –dijo con tono siniestro.

-Por favor… Solo llevo una semana en la orden… No quiero morir –dijo mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.

-Eres muy joven pequeña. Una pena que uno de tus primeros errores sea a la misma vez el último –dijo mientras se acercaba a ella lentamente.

-¿Error, qué error? –preguntó.

-Nunca debiste unirte a la orden –respondió cambiando su tono de voz de repente a uno mucho más grave, casi gutural.

La sombra se lanzó a gran velocidad a por la chica. Rápidamente la asustada maga abrió el portal y de él sacó un pequeño revolver. Sin que pudiera ni tan siquiera apuntar con su arma la oscura sombra clavó un objeto en su cuello. Parecía ser un fino bastón para caminar, pero afilado como una espada. La chica miró detenidamente a su atacante, no pudo ver su rostro pero sí que pudo apreciar un sombrero de copa sobre su cabeza. Mientras la sangre brotaba de su boca la joven cayó al suelo sin vida.

-Un arma sin apenas desarrollar, aun no tiene ni tan siquiera identidad propia –dijo mientras agarraba el revolver de la chica.

La sombra abrió el portal e introdujo el arma en él. En ese momento tres magos aparecieron y observaron horrorizados la escena. La oscura sombra apoyada sobre su bastón, con el cuerpo sin vida de la chica a sus pies.

-Hijo de puta, era una recluta, veamos si eres tan valiente con nosotros –amenazó uno de ellos.

-No importa el rango, a mis ojos toda vuestra orden es la misma escoria miserable –dijo la sombra.

Los tres magos abrieron el portal y sacaron sus armas, el trio compartía el mismo tipo de arma, unas doradas y majestuosas carabinas. Sin mediar palabra comenzaron a disparar contra la sombra. Con una velocidad majestuosa el misterioso sujeto comenzó a esquivar los disparos. Poco a poco iba acercándose a sus atacantes, pero uno de los magos creó un gran campo de fuerza que lanzó por los aires a la sombra, girando en el aire consiguió caer de pie en el suelo.

-Necesitaréis algo más pesado –dijo la sombra.

-Eso no es problema –dijo uno de los magos sonriendo.

Los tres unieron los cañones de sus armas. La energía de color azul comenzó a acumularse, creando una enorme bola de energía pura que iluminó la calle por completo como si fuera de día. Así, pudo apreciarse como la sombra era un hombre vestido con un chaleco largo de color negro, un sombrero de copa y un pañuelo que le cubría casi todo el rostro salvo sus negros ojos. La energía salió disparada en forma de un poderoso rayo de energía que se dirigía directamente hacia la sombra. Sin inmutarse, el misterioso hombre hizo un tajo con su bastón partiendo el rayo en dos sin esfuerzo. Alzo su mano y la energía del ataque comenzó a acumularse en ella.

-Os dije que necesitabais algo más pesado. Dejad que os muestre como se hace usando vuestro propio ataque –amenzaó mientras una enorme cantidad de energía se acumulaba en su mano derecha.

La sombra expandió la energía hacia el cielo y usando su bastón la convirtió en una enorme masa de fuego que se lanzó a por los tres magos, sin que pudieran hacer nada fueron engullidos por las llamas, entre gritos su piel comenzó a quemarse, los adornos metálicos de sus ropajes se fundieron en sus cuerpos. Tras varios minutos agonizando mientras el fuego entraba en sus cuerpos los calcinados cuerpos cayeron al suelo. Impasible la sombra se acercó a los cadáveres, entre leves llamas yacían las tres carabinas que estos portaban. Sin decir nada abrió el portal e introdujo las tres armas en él. Tras colocarse su sombrero se fue como si nada desapareciendo en la oscuridad.

Lejos de allí el Cañón negro junto a Vils. Tayson se encontraba acostado en el suelo con su sombrero sobre su cara, a su lado se encontraba Abigail mirando el fuego, pensativa.

-Tayson ¿Tu no eras un pistolero arcano? –preguntó la chica.

-Pues sí, pero de eso hace muchísimo tiempo, tanto que el duque Amil tan solo era un niño –respondió sin quitar el sombrero de su rostro.

-¿Eras un pistolero arcano? –preguntó Vils asombrado.

-Sí, lo era, pero como ya he dicho de eso hace mucho tiempo –respondió.

-¿Y cómo se convirtió un mago de elite en un simple forajido? –preguntó Vils.

-Mira niño, dos cosas, la primera eso no es asunto tuyo y la segunda si soy un simple forajido ¿Por qué vienes buscando mi ayuda y la de mis compañeros? –preguntó mientras se incorporaba.

-Mis disculpas, no pretendía ofender, es solo que eres el primero que conozco –dijo cabizbajo.

-¿Qué quieres decir con el primero? –preguntó Abigail.

-Un desertor, es el rango que les dan a los miembros de la Bala Zafiro que abandonan la orden, por eso abandoné la ciudad, pusieron precio a mi cabeza –explicó.

-¿Y por qué vamos a ir? Dejemos que ese tío los mate a todos –dijo Abigail enfadada.

-Eso fue durante el ducado de Esimad. La orden ya no es como antes –aclaró Vils poniéndose en pie.

-¿Quieres decir que ya no gobiernan con mano de hierro matando a todos aquellos que se oponen a ellos junto a sus familias y amigos? –preguntó sarcástico.

-Fueron tiempos oscuros, sí, pero yo me uní a la orden por que el duque Amil es una buena persona, un líder fuerte que vela por la seguridad y el bienestar de toda Elamor. Es más por si no lo sabías en cuanto llegó al poder mandó quitar toda orden de captura hacia los desertores. Se podría decir que sois libres –explicó orgulloso.

-Siempre he sido libre chaval, empecé a serlo en cuanto abandoné la orden –dijo Tayson mientras Abigail comenzaba a reír.

-Y dime pistolero, si ese tío al que buscamos es tan poderoso y solo ataca a miembros de la orden ¿Por qué no le habéis tendido una emboscada con todo vuestro poder? –preguntó Masalot que se sentó al lado de Vils.

-Lo intentamos… Créeme que lo intentamos –dijo con la voz rota.

VARIAS SEMANAS ANTES

Vils caminaba orgulloso por las calles de Elamor, el reluciente escudo en su chaleco reflejaba los rallos del cálido sol. Todo el que le veía le saludaba con alegría pues era un miembro muy valorado de la orden. Tras cruzar una gran plaza llena de mercaderes y niños correteando, el pistolero llegó a las puertas de una gran mansión. Grandes enredaderas adornaban sus paredes de tono azul cielo. Vils entró en la mansión, nada más hacerlo pudo ver como cientos de miembros de la orden se encontraban allí, algo nerviosos, podía notarse un fuerte ambiente de miedo y confusión. Vils caminaba entre sus compañeros hasta llegar al centro de una gran sala, donde estaba un hombre joven, con una larga melena plateada, vestido con una chaqueta de cuero blanca y unos pantalones de piel del mismo color, sus verdes ojos se postraron en Vils.

-Te esperábamos Vils –dijo el hombre.

-Duque Amil, un honor como siempre –saludó con gran respeto.

-Bien ya podemos comenzar ¡Acercaros todos! –gritó a la multitud.

-Duque ¿Por qué ha hecho llamar a toda la orden? –preguntó uno de ellos.

-Veréis, pocos lo saben pues hemos intentado mantenerlo en secreto para evitar que el miedo invada la ciudad. Hace dos noches un escuadrón de cinco magos de la orden fue brutalmente asesinado, según un testigo anónimo lo hizo un solo hombre –dijo a todos.

-¿Un solo hombre ha matado a cinco miembros de la Bala Zafiro? –preguntó una chica.

-Sí, pero eso no es todo, ayer, también por la noche, un miembro de los pistoleros arcanos fue asesinado, al parecer por el mismo sujeto –dijo con el tono tembloroso.

El miedo y la desolación se apoderó de los presentes, nunca nadie plantó cara a la Bala Zafiro y lo que es más, son muy pocos los magos conocidos capaces de acabar sin apenas esfuerzo con un pistolero arcano. Fuera quien fuera todos sabían que se enfrentaban a un enemigo formidable.

-Debemos avisar al pueblo, si ese loco ataca a gran escala podrían morir cientos –sugirió uno de los presentes.

-Tranquilos, por lo que sabemos solo ataca a miembros de la orden. Pero aun así no podemos ocultarlo para siempre, eso lo sé, por eso os he llamado a todos. Mi primero al mando Vils os lo explicará –dijo dando paso a Vils.

-Bien, hermanos, todos habréis llegado a la conclusión de que sea quien sea ese tipo no es alguien común, pero nosotros tampoco lo somos. La Bala Zafiro es la orden más poderosa jamás conocida y nadie podrá arrebatarnos eso, esta noche yo personalmente haré patrulla por la ciudad, está claro que si ese mal nacido está por la ciudad no perderá la oportunidad de quitarse de en medio a alguien con mi rango. Yo mismo acabaría con el sin ayuda de nadie, pero por petición directa del duque no lo haré. Por eso en cuanto aparezca y me ataque le daremos con todo lo que tengamos, sin compasión, esta noche ese cerdo morirá –explicó.

-Pero un ataque de ese nivel acabaría con todos los ciudadanos de las inmediaciones –dijo alguien en la multitud.

-Tranquilos hemos pensado en eso, patrullaré la zona muerta de la ciudad, como sabéis en esa zona solo habitan la morralla y la suciedad de la ciudad, si caen en el ataque consideradlo un daño colateral –explicó mientras el silencio se hacía el líder de la sala.

-Bien, apenas quedan dos horas para que el sol desaparezca, si nadie tiene ninguna duda movámonos, tenemos que ser cautelosos, que no se os vea a demasiados juntos, ocultaros, no queremos llamar la atención de nadie –aclaró el duque Amil.

Tras esas palabras todos pusieron sus puños sobre su pecho y salieron de la sala. Vils miró al duque Amil y seguidamente salió del edificio camino a la zona muerta de la ciudad de Elamor. Todo comenzaba a tornarse solitario, cada vez eran menos los habitantes que Vils encontraba a su paso. El hombre llegó a unas grandes puertas de madera, las abrió y entró en la zona muerta. Era un lugar devastado, rodeado por una gran muralla de madera, era como si otra ciudad estuviera dentro de Elamor. Las edificaciones de la zona estaban desgastadas, construidas con madera en su mayoría podrida, el olor a humedad y muchedumbre atravesaban las fosas nasales de Vils, sin detenerse siguió caminando. El pistolero caminaba por el lugar mientras notaba como decenas de miradas se posaban sobre él, pero sin ver a nadie, la gente del lugar no acostumbraba a recibir demasiadas visitas.

La noche había caído sin que Vils se percatara, su concentración era muy fuerte, demasiado, pues no se percató de que había alguien siguiéndole desde hacía varios minutos. El hombre notó como algo le rozó el hombro derecho, rápidamente se giró y vio la silueta de alguien mirándole desde la oscuridad.

-¿Quién eres? –preguntó Vils.

-No soy nadie, solo una sombra que se mueve en la noche como cualquier otra –respondió una aguda voz.

-Pues debes de ser una sombra estúpida para fallar tu ataque y aun así seguir aquí –dijo sonriendo.

-No era un ataque, solo te he lanzado una piedra para llamar tu atención, me gusta mirar a los ojos a aquellos a los que voy a matar –dijo amenazante.

-¿Matarme, sabes acaso quién soy? –preguntó enfadado.

-Eres Vils, primero al mando del duque Amil y el mejor pistolero arcano de la orden –respondió.

-¿Cómo sabes tú eso? –preguntó tembloroso.

-Se mucho más que tu pequeño, ahora si no es molestia dile a tus camaradas que salgan de sus escondites, es mejor mataros a todos a la vez, ahorramos tiempo –dijo riendo.

-Pero… Como… Bien, que así sea. ¡Hermanos, atacad! –gritó Vils.

Decenas de portales se abrieron alrededor de la siniestra sombra, así las armas comenzaron a caer. Cientos de proyectiles comenzaron a aparecer de todas direcciones, impactando directamente en la sombra.

-¡Alto el fuego! –gritó Vils.

Cuando el humo del ataque se disipó la sombra yacía de pie, intacta con un gran escudo de energía rodeándole, el sujeto comenzó a caminar lentamente hacia Vils. Dos miembros de la orden se interpusieron en su camino. Armados con rifles los dos dispararon un potente rayo de energía, el cual impactó en el escudo mágico dejando intacto al misterioso hombre. Con una velocidad impresionante la sombra dio un salto hacia delante y propinó un tajo con su bastón a la altura del cuello de ambos hombres. La sangre comenzó a brotar con abundancia mientras sus cabezas se separaban de sus cuerpos, como si hubieran recibido un brutal ataque de una espada.

-¿Quién coño eres tú? –preguntó Vils asustado.

-Ya te he respondido a eso, ahora saca tu arma y lucha –insistió la sombra.

Otros tres magos se abalanzaron por la retaguardia de la sombra y comenzaron a disparar con sus revólveres. El poderoso hombre hizo estallar su escudo provocando una fuerte explosión haciendo que sus tres atacantes salieran disparados por los aires. Dos de ellos cayeron con gran violencia contra el suelo quedando inconscientes, el tercero no tuvo tanta suerte. El mago quedó empalado por el abdomen en un trozo de madera puntiagudo de la muralla muriendo al instante.

-No lo volveré a repetir, saca tu arma o mataré a todos tus compañeros –amenazó cambiando el tono de su voz a uno mucho más grave.

Vils se hallaba paralizado, pero reaccionó, el hombre abrió el portal. Pero alguien le interrumpió, una mujer de pelo rojo como el fuego, de cuerpo fuerte y ojos amarillos se cruzó entre la sombra y Vils.

-Anaya… ¿Qué estás haciendo? –preguntó.

-Ayudarte, vamos luchemos juntos –dijo la mujer.

-Bien –dijo sonriendo.

Ambos abrieron el portal. Vils sacó una majestuosa espada dorada, con una espiga roja en su empuñadura. Por su lado Anaya sacó un gran látigo rodeado de púas, con la cabeza de un majestuoso lobo grabado en su mango.

-No esperaba menos de dos pistoleros arcanos, esas armas están muy desarrolladas. Bien mostradme el mayor poder de la orden de la Bala Zafiro –dijo la sombra emocionada.

Vils se lanzó a por la sombra, mientras Anaya lanzó su látigo, la sombra interpuso su bastón para evitar el golpe pero el látigo se enredó en el dejando inmovilizada el arma del hombre, decenas de magos se unieron al ataque. Todos comenzaron a abrir fuego mientras Vils se lanzaba con su espada. La sombra volvió a crear un escudo mágico, pero Anaya creó una fuerte corriente eléctrica con su látigo. La electricidad hizo meya en la sombra la cual se arrodilló. Vils alzó su espada y la lanzó contra su enemigo.

-Se acabó el combate –anunció la sombra con un tono siniestro.

Una enorme cantidad de energía se acumuló en su bastón en apenas un segundo. Sin que nadie pudiera reaccionar, el misterioso hombre expulsó toda la energía creando una enorme explosión destrozando todo a su alrededor. Una gran onda de energía violeta iluminó el cielo de toda la ciudad. El duque y todos los habitantes observaron como toda la zona muerta estaba siendo engullida por la enorme tormenta mágica. Toda Elamor comenzó a temblar, hasta que todo se calmó y la oscuridad de la noche volvió a reinar.

La sombra se encontraba de pie rodeado de escombros y un enorme cráter a sus pies. El sujeto comenzó a caminar, algo llamó su atención, era el cadáver desmembrado de Anaya, solo una pierna y su cabeza seguían sujetos a su torso. La sombra comenzó a mirar a su alrededor, como si buscara algo, entonces vio el látigo de la mujer tirado en el suelo, lo agarró, abrió el portal y lo introdujo en él. Como si nada comenzó a caminar y desapareció en la oscuridad.

(EN EL PRESENTE)

-¿Esa historia es real? –preguntó Masalot asombrado.

-Todo eso sucedió hace apenas unas semanas, ese monstruo destrozó por completo la zona muerta de la ciudad, matando a cientos de inocentes y a decenas de magos de la orden… Entre ellos Anaya, desde ese momento el duque decretó el toque de queda en toda la ciudad, al caer el sol, nadie puede salir –explicó mirando el fuego de la hoguera.

-¿Cómo sobreviviste a semejante ataque? –preguntó Astor.

-Anaya me cubrió con su látigo… Decidió salvarme a mí en lugar de a ella misma, en cuanto el ataque cedió me fui de allí, fui un cobarde… -dijo mientras se derrumbaba.

-Vamos, tranquilo solo fue supervivencia, de haberte quedado seguramente hubieras acabado como tus compañeros –dijo Eternia.

-Tenéis que ayudarme a cazar a ese monstruo, no por la orden, si no por todos, si sigue suelto acabará con toda Elamor –suplicó mirando a todos entre lágrimas.

Todos los miembros del cañón negro se miraron. El sufrimiento de Vils era real, la desesperación podía notarse en cada sílaba que salía de su boca, Tayson se acercó al joven, posó su mano en el hombro de Vils y sonriéndole dijo las palabras que Vils quería escuchar desde el principio.

-Acabaremos con ese hijo de puta.

CAPÍTULO II EL ASAESINO DE ELAMOR