El sol había salido acariciando las cálidas tierras y la marrón arena de la zona desértica donde se encontraba el grupo. Tayson apagó la hoguera que les calentó durante toda la noche se colocó su sombrero y despertó al resto del grupo.
-Todos en pie, tenemos un largo camino hasta Elamor –dijo Tayson a todos.
-Si, si ya voy jefe –se burló Abigail entre bostezos.
-¿Dónde está el pistolero? –preguntó Tayson.
-Le vi irse en dirección al riachuelo que hay cerca de aquí –respondió Masalot.
-¿Y porque no fuiste tras él? –preguntó Tayson algo molesto.
-Por el simple motivo de que no soy la niñera de nadie y menos de un pistolero arcano –respondió directo.
-¿Qué más da que se haya ido Tayson? –preguntó Astor.
-Estas tierras son peligrosas por las noches –dijo el hombre.
-Vamos Tayson, es un pistolero arcano, dudo que haya algo en todo Zapirut capaz de plantarle cara, recuerda la gran ilusión que creo para reclutarnos –dijo Eternia intentando tranquilizar al nervioso Tayson.
-Sé que es un pistolero arcano, pero… Mierda aún no ha vuelto… Joder –dijo Mientras comenzaba a correr.
-¡Jefe, espera! –gritó Abigail.
Todos salieron corriendo tras el líder de la banda, parecía muy nervioso y algo asustado. Tras varios minutos corriendo por las desérticas tierras, el grupo subió una colina, a lo lejos podía divisarse un gran riachuelo que parecía atravesar todo el continente de norte a sur. A su orilla podía divisarse la silueta de lo que parecía ser un hombre, no podían decir con exactitud si se trataba de Vils pues estaba muy lejos de su posición. Tayson reanudó la marcha mientras todos le seguían. Al bajar por la colina repleta de pequeñas piedras e imperfecciones en el terreno llegaron a la orilla. Allí vieron a Vils, de pie, mirando al agua, completamente inmóvil.
-¿Eh chico, estas bien? –preguntó Tayson mientras se acercaba despacio.
-¿Qué coño le pasa a este? –preguntó Abigail.
-Ni idea, creo que no bebió nada anoche –dijo Astor.
-Se habrá traumatizado al escuchar los ronquidos de Abigail –comentó Masalot entre risas.
-Eh gilipollas… -¡Callaos de una puta vez! –interrumpió Tayson muy enfadado.
-¿Por qué estás tan tenso? –preguntó Abigail confusa.
-Vils, vamos dime algo –dijo Tayson mientras le ponía una mano en el hombro al pistolero.
En cuanto Tayson tocó a Vils el joven lanzó un grito desgarrador, como el de una bestia, una poderosa onda de choque emanó de su cuerpo lanzando a todo el grupo por los aires. La arena de alrededor comenzó a agitarse, las piedras a levantarse y todo temblaba como si de un terremoto se tratara.
-¿Qué mierda está pasando? –preguntó algo asustada Abigail.
-No tengo ni idea, pero nada bueno –dijo Masalot.
-Deberíais haberos marchado. Ahora vuestra carne será comida por estas tierras –amenazó Vils con una voz monstruosa.
El joven abrió el portal y de él sacó su majestuosa espada de oro. Mostrando una pose amenazante se lanzó con fiereza a por Abigail. Astor disparó una flecha pero sin detener su carrera Vils la desvió con su espada.
-¡No disparéis a matar, no es él! –gritó Tayson a todos.
-¿Qué quiere decir eso? –preguntó Abigail mientras esquivaba la embestida de Vils.
-Luego lo explico, simplemente hay que incapacitarlo, no disparéis a matar –ordenó Tayson.
Abigail sacó su majestuoso rifle del portal, la joven hizo un disparo a los pies de Vils, rápidamente con su látigo de energía golpeó en el agujero que había dejado la bala en el suelo, una pequeña explosión levantó una gran cortina de tierra que cubrió por completo a Vils impidiéndole ver a su alrededor. Una enorme cantidad de balas comenzaron a pasar por su alrededor, pero ninguna de ellas impactaba su cuerpo. La cortina de tierra desapareció y Vils pudo ver a Masalot con su gatling disparando sin cesar.
-¿Qué haces grandullón? –preguntó Vils.
-Distraerte –dijo sonriendo.
-¿Cómo? –preguntó sobresaltado.
Vils vio como Astor disparaba una flecha a sus pies, la cual se convirtió en una gruesa cuerda que se enredó en los pies del pistolero arcano haciéndolo caer al suelo. En ese momento Eternia se puso sobre él y clavó su cuchillo en el pecho del joven.
-¡Eternia, Tayson ha dicho que no le matemos! –gritó Abigail.
-Y eso es lo que haré –dijo la mujer con tono serio.
Una fuerte energía oscura surgió del pecho del joven, la cual se transfirió al cuchillo de Eternia. La mujer se puso en pie con gran dificultad, aquello que fuera que moraba en el cuchillo parecía muy poderoso.
-¡Eternia, suéltalo! –gritó Tayson.
La mujer lanzó la energía acumulada en su cuchillo, la cual impactó en una pequeña montaña cercana provocando un fuerte derrumbe. Los escombros salieron disparados dando lugar a una abominación negra como la noche del tamaño de un hombre adulto, con tentáculos que rodeaban todo su cuerpo.
-¿Qué demonios es eso? –preguntó Masalot.
-Es un Parat, un parasito que se apodera de cuerpos y absorbe toda su vitalidad poco a poco, sin duda el chico posee un gran poder pues en apenas unas horas a crecido mucho, normalmente su tamaño no supera al de una mosca –explicó Tayson.
-¿Y cómo lo matamos? –preguntó Astor.
En ese momento un gran rayo de energía dorada impactó de lleno contra el ser desintegrándolo por completo. El grupo miró asombrado hacia el origen de tal ataque y vieron a Vils con su espada expulsando humo.
-Nadie, sale impune ante un ataque contra un pistolero arcano… Que quede claro –dijo el joven mientras se desmayaba.
-¿Está…? –preguntó Abigail.
-No está muerto, el Parat ha debido absorberle mucha energía y ese ataque que ha lanzado ha debido dejarle seco, solo está inconsciente –respondió Tayson.
-¿Y qué hacemos ahora? Elamor está aún bastante lejos, si esperamos a que despierte quizás no lleguemos antes del anochecer –dijo Astor.
-Habrá que cargarlo –dijo Eternia mientras sonreía mirando a Masalot.
-¿Por qué me miras así? –preguntó el grandullón.
-Vamos Masalot Vils no pesa nada para ti –dijo Tayson.
-Está bien pero nada más llegar a Elamor me invitareis a una cerveza cada uno –dijo sonriendo mientras cargaba a Vils en sus hombros.
El grupo se puso en marcha rumbo a Elamor donde un extraño mago estaba sembrando el caos, sin saber muy bien lo que les esperaba, el grupo cruzó todas las tierras de Zapirut. Habían pasado tres horas desde que iniciaron la marcha, en ese momento Vils despertó. Masalot se percató y dejó al joven cuidadosamente en el suelo. Vils se mantenía de pie con bastante dificultad, se encontraba desorientado y sin saber muy bien que ocurría.
-¿Cómo te encuentras? –preguntó Tayson.
-¿Qué ha pasado? –preguntó confuso, seguidamente el grupo le contó todo lo ocurrido.
-Solo puedo daros las gracias, sabía que no erais como el resto de bandas –dijo el joven.
-Tenemos un contrato, tú formas parte de él, no lo tomes como algo personal –dijo Tayson.
-Bien, recibido –dijo Vils sonriendo.
-¿Puedes caminar cielo? –preguntó Eternia.
-Sí –respondió directo.
-Bien, pues vamos estamos a apenas una hora de Elamor –concluyó Tayson mientras seguía avanzando.
El grupo siguió avanzando sin descanso. El atardecer comenzaba a acariciarles, a lo lejos rodeada de una gran capa de arena se encontraba la majestuosa ciudad de Elamor, capital suprema de la magia, donde el portal original apareció. Sus majestuosas construcciones de madera llegaban hasta donde la vista alcanzaba, parecía que no tenía fin.
-Impresionante, nunca había visto nada igual –dijo Abigail con brillo en los ojos.
-¿Nunca habías estado en Elamor? –preguntó Vils.
-En realidad los únicos del grupo que han estado son Tayson y Eternia –aclaró Astor.
-Si pero de eso hace mucho tiempo, lo cierto es que la ciudad ha crecido muchísimo desde mi última visita –dijo Eternia.
-¿Puedo preguntar cuanto hace de eso? –dijo Vils.
-No sabría decirte con exactitud… ¿Cien años? No lo sé la verdad –respondió riendo.
-¿Cien años? –preguntó el joven sorprendido.
-¿Por qué crees que la llamamos Eternia? –preguntó Masalot sonriendo.
-Dejad de hablar, vamos, la noche está al caer –dijo Tayson mientras seguía caminando.
El grupo al fin había llegado a la ciudad. Sus arenosas calles se dividían en cientos de callejones que parecían infinitos. El lugar era inmenso, decenas y decenas de edificios de madera por todas partes, todo repleto de vida. Abigail observaba como una niña pequeña todo lo que le rodeaba, parecía estar en otro mundo. De modo contrario Astor parecía muy incómodo. Vils se percató y se acercó a él.
-¿Qué te ocurre Astor? –preguntó con tono amigable.
-Nada, es solo que mi gente no está acostumbrada a ver a tantas personas en un mismo lugar –respondió mientras miraba para todas partes.
-¿Tú gente? –volvió a preguntar.
-Da igual no tiene importancia, gracias por preocuparte –dijo con una leve sonrisa.
-Vils, llévanos con el duque, la noche está a punto de caer, lo que quiere decir que la sombra debería aparecer, si quieres que intervengamos el duque debe dar consentimiento o no moveremos un dedo –dijo Tayson.
-Bien seguidme –concluyó el joven.
El grupo siguió a Vils. Las gentes no quitaban ojo a todos, estaba claro por sus vestimentas de que se trataban de forasteros y verles acompañados de un pistolero arcano era algo de lo más inusual. Sin prestar demasiada atención a las miradas el grupo llegó a las puertas de la casa del duque. Sin más, todos entraron en ella. La enorme recepción de la casa adornada con decenas de farolillos que lo iluminaban todo, lo que más destacaba era una pared repleta de cuadros con todos los duques que la ciudad ha conocido. El grupo avanzó por la enorme mansión, sus pies pisaban una fina alfombra de color rojo, todo estaba decorado con muebles de la mejor calidad, con guardias en cada esquina. Al cruzar una puerta doble de gruesa madera pudieron ver al duque Amil asomado a un enorme ventanal, pensativo con la mirada completamente perdida.
-Duque, traigo a los que nos ayudaran a luchar contra la sombra –dijo Vils poniendo su puño en su pecho.
-¿En serio? –preguntó asombrado.
-Mi duque os presento a la banda del Cañón Negro –dijo dejando paso al grupo.
-¿La legendaria banda de mercenarios? –preguntó asombrado.
-No sabía que fuéramos tan famosos por aquí –dijo Abigail algo sonrojada.
-Todos conocen la leyenda de cómo solo cinco magos acabaron con la banda del Revolver Oxidado y pusieron algo de ley en las tierras salvajes –aclaró el duque.
-Bueno, más que ley lo que pusimos fue miedo, desde ese día las bandas se andan con ojo a la hora de impartir su orden –señaló Tayson.
-Algún día espero me contéis esa gran historia –dijo Vils sonriendo.
-Claro no veo porque no, pero ahora no estamos aquí por eso –dijo Tayson.
-Tienes razón, bien supongo que Vils ya os ha puesto al día sobre la situación de la ciudad –dijo el duque.
-Sí, solo hemos venido a la presencia del duque para una cosa, acordar el pago –dijo Tayson.
-¿Pago? –preguntó Amil.
-Como bien se es conocido, somos mercenarios, este es nuestro trabajo, si no hay pago ni consentimiento del duque para actuar en Elamor nos iremos –respondió el líder del grupo.
-Claro, tenéis mi permiso, en cuanto al pago, decidme en que pensáis –dijo el duque.
-Dos bolsas con cien monedas de oro cada una –respondió directo Tayson.
-¿Dos bolsas? No es mucho –dijo el duque con sorpresa en su rostro.
-Dos bolsas para cada miembro de mi banda –aclaró.
-Eso ya es un poco más –comentó el duque mientras sus ojos se abrían.
-Estamos hablando de un mago capaz de plantar cara a toda la orden de la Bala Zafiro, no es cualquier cosa, vuestro anterior duque nos dejaba en paz a pesar de su cacería incansable de forajidos, sabía que era mejor dejadme a mí y a los míos en paz, si aceptáis esta misma noche actuaremos, pero decidid deprisa, la noche está al caer –explicó Tayson.
-¿Qué opinas Vils? –preguntó el duque.
-Si hay alguien que puede con ese monstruo son ellos, si unimos nuestras fuerzas con las suyas venceremos –respondió.
-Bien, esta noche la Bala Zafiro y el Cañón negro unirán fuerzas, aceptamos la oferta –respondió el duque ante la sonrisa de Vils.
-Bien, en ese caso veamos el plan. Si ese mago nos ve es posible que decida no actuar, que un grupo grande de vuestros hombres patrullen las calles, nosotros esperaremos aquí, si nos escondemos es posible que nos vea, cuando ataque que lancen una señal y acudiremos –dijo Tayson.
-Bien, yo lideraré al grupo de la orden –dijo Vils.
Todo estaba listo, la noche había llegado, Vils y sus hombres salieron de la mansión mientras el grupo esperaba la señal que les indicara que podían entrar en acción.
La noche era lluviosa, por lo que las arenosas calles de la ciudad se convirtieron en barro, el caminar se hacía difícil pero Vils y sus hombres caminaban decididos, esa era la noche en la que confiaban en acabar con la temible sombra. Todo estaba vacío, el único sonido que podía apreciarse era el de las gotas de lluvia chocando con las estructuras de madera y el estruendo de los truenos y relámpagos que azotaban los cielos. De repente una silueta se postró ante Vils y sus hombres.
-Al fin apareces –dijo Vils.
-No pude arrebatarte tu espada, permíteme redimir ese fallo –comentó la sombra con su aguda voz.
-¡Dad la señal! –ordenó Vils a sus hombres.
Todos lanzaron un rayo de energía al cielo con sus armas, el cual creó una poderosa luz que alumbró toda la ciudad por completo.
-Vamos –dijo Tayson al resto al ver la señal desde una de las ventanas de la mansión.
-Esta será tu última noche bastardo –dijo Vils amenazante.
-Ya os vencí a todos una vez, todas las noches bajáis en número, nada cambiará esta noche –dijo chulesco.
-Permíteme no opinar lo mismo –interrumpió Tayson.
El forajido disparó en rápida sucesión sus revólveres desde el techo de una de las casas de alrededor. La sombra comenzó a esquivar y a bloquear los proyectiles con su bastón. La sombra se estaba viendo obligada a retroceder. Por su franco derecho Abigail apareció por un callejón y abrió fuego con su rifle, a la vez Astor disparó su arco desde el franco izquierdo. Los proyectiles impactaron creando una leve explosión que levantó el barro de alrededor. La sombra yacía ilesa con un gran escudo mágico a su alrededor. En ese momento Masalot apareció al lado de Vils.
-Bien, chaval diles a tus hombres que demuestren lo que valen –dijo el grandullón.
-Por supuesto. ¡Vamos, todos a la vez…! ¡Fuego! –ordenó el pistolero.
Todos comenzaron a disparar, a excepción de Masalot y Vils, los cuales permanecían inmóviles sin hacer nada más allá de observar.
-Nada podrá penetrar mi barrera –dijo la sombra mientras los proyectiles impactaban con fiereza en su escudo.
-Deja que yo le ponga solución a eso cariño –aclaró Eternia que apareció detrás de la sombra.
La mujer clavó su cuchillo y comenzó a absorber la energía del escudo, poco a poco todo se traspasó a su arma, hasta que finalmente el escudó desapareció por completo. Eternia se convirtió en humo y apareció al lado de Tayson. En ese momento, Tayson, Astor, Abigail, Masalot y Vils comenzaron a cargar energía en sus armas. Al unísono todos dispararon un enorme rayo de energía. Todos impactaron en la sombra creando una enorme explosión que destruyó parte de las estructuras de alrededor. Cuando el humo generado desapareció un enorme cráter en el suelo apareció, en el centro algo parecido al capullo de una mariposa. Al abrirse la sombra apareció de su interior, sujetando en su mano izquierda un látigo.
-Ese… es el látigo de Anaya –dijo Vils entrecortado.
-¿El arma de tu compañera caída? –preguntó Masalot.
-Si –respondió.
-Eso es imposible, solo su dueño puede usar el arma de un mago –dijo Tayson.
-Empiezo a comprender porque buscan ayuda –dijo Eternia.
-Típico de la orden busca ayuda cuando no pueden ganar sus propias batallas, bien. Tayson nunca pensé encontrarte aquí –dijo la sombra.
-¿Cómo coño sabes tú mi nombre? –preguntó sorprendido.
-Hay muchas cosas que yo sé y tu ignoras, toma –dijo mientras le lanzaba un trozo de papel.
-¿Un mapa? –preguntó al desplegar el papel.
-Nos vemos tu banda y yo en la”X” marcada dentro de una semana, pasado ese tiempo, aparezcas o no pondré fin a la orden de la Bala Zafiro –dijo la sombra mientras desaparecía.
Todos miraron a Tayson perplejos por lo que acababa de suceder, mientras el forajido miraba el mapa.
CAPÍTULO III LA LLEGADA A ELAMOR
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