OLOR A SANGRE
Rick caminaba por las calles de la ciudad, inexpresivo sin inmutarse ante el caos que reinaba a su alrededor. Las calles estaban llenas de heridos, de cadáveres. El sonido de las sirenas rebotaban entre las paredes de los edificios, decenas de ambulancias recorrían cada rincón de la ciudad mientras la policia corría pistola en mano registrando cada rincón. Rick observó a una mujer llorando mientras sujetaba el cadáver casi descompuesto de un adolescente, al otro lado vio un hombre en silla de ruedas en el mismo estado de descomposición. La ciudad era un infierno.
-Yo no he desaparecido -dijo Rick en voz baja, como para sí mismo.
-¡Que alguien me ayude! -se escuchó en la cercanía.
Rick miró hacia la dirección de la que provenía el grito, parecía el de una niña. El se acercó al escaparate de lo que parecía ser una tienda de ropa, la entrada estaba completamente destrozada, los escombros bloqueaban por completo la entrada impidiendo que nadie entrara, ni saliera.
-¿Estas herida? -preguntó el hombre desde fuera.
-No, pero mi mamá sí -respondió entre llantos.
-No te preocupes, os sacaré de ahí -dijo Rick.
El hombre comenzó a quitar los escombros. Varias personas de los alrededores se acercaron al verle y comenzaron a ayudarle. Con mucho cuidado comenzaron a quitar las grandes piedras de cemento, tenían miedo que si quitaban alguna que no debían todo se viniera abajo y aplastara a la niña o a su madre.
-¡Mamá, estas despierta! -se escucho desde el interior.
Rick miró desde una pequeña obertura, pudo ver a la niña, la cual tenía su ropa rasgada pero ella no parecía herida. Frente a ella, una mujer de larga melena de tono anaranjado, parecía ser la madre de la pequeña, pero, algo hizo que Rick entrara en alerta, el cuerpo de la mujer estaba lleno de heridas, pero, no había sangre, ni una sola gota de sangre emanaba de las numerosas heridas de la mujer. Pero a pesar de eso Rick la olía, ese tono metálico, ese amargor que se le clavaba en la garganta, estaba volviendo a pasar.
-No... ahora no -dijo Rick... -¡Corre, esa no es tu madre! -gritó el hombre a la pequeña.
Todos los presentes comenzaron a correr al ver que la mujer que había dentro era uno de esos monstruos. Rick no podía creerlo, todos huyeron abandonando a la pequeña a su suerte. El hombre desesperado comenzó a apartar los escombros a toda velocidad, pero su cabeza comenzó a fallar, un dolor punzante como si una bala le atravesara el cerebro le atacó, el olor y sabor de la sangre se intensificaba en él.
-No, ahora no, no puedo abandonarla. Ya he hecho demasiado daño -dijo Rick desesperado.
Sus ojos comenzaron a tornarse negros, perdiendo todo rastro de vida, su boca comenzó a secarse haciendo que su lengua poco a poco desapareciera. Se estaba convirtiendo, si había alguna posibilidad de salvar a la pequeña había desaparecido, ahora perdería la cordura y probablemente no solo mataría a la niña también a alguien más. Rick, había perdido por completo su rostro, de un fuerte puñetazo destrozó todos los escombros que quedaban en la entrada haciendo que la niña cayera al suelo. Rick entró en el establecimiento, todo estaba destrozado, era como si un huracán hubiera atravesado la tienda.
En la calle los gritos llamando a la policía comenzaron a escucharse, aunque por mucha policía que llegara no podrían hacer nada contra dos de esas criaturas y Rick lo sabia.
-Un momento... Puedo oírles, puedo pensar, todo está rojo... Todo está bañado en sangre.
La mujer que había delante de Rick comenzó a arrancarse la piel a tiras y se lanzó sin pensarlo contra la niña, la cual se encontraba en el suelo. Antes de que pudiera hacerle algún rasguño a la pequeña, Rick placó a la mujer, esta salió disparada haciendo que chocara contra la pared que se encontraba al otro lado de la tienda haciendo que aparecieran varias grietas en ella. Rick miró a la niña, la cual estaba llorando desconsoladamente. El hombre sentía el impulso de atacarla, cada vez el olor a sangre era más intenso, necesitaba beber.
-¡Corre! -consiguió decir Rick a la pequeña con una voz distorsionada.
La pequeña corrió hacia el exterior siendo socorrida por varias personas que la alejaron del lugar. Ahora que la pequeña estaba a salvo y que nadie corría peligro Rick, no tenía que contenerse. Con gran velocidad se lanzó contra la mujer la cual aun no se había levantado del suelo, la agarró del cuello con su mano derecha y con la otra la agarró de las piernas, con una fuerza inhumana partió en dos el cuerpo de la mujer.
En ese momento llegó la policía, desde la puerta comenzaron a apuntar a Rick, al ver que no tenía rostro comenzaron a disparar sin mediar palabra. Las balas impactaban de lleno en Rick pero no surgían efecto, con calma Rick se acercó al torso cercenado de la mujer, cerró su puño y golpeó con gran fuerza donde debería estar la cara del ser. El impacto fue tal que todo el edificio tembló haciendo que varios trozos del techo se desprendieran. Al recibir el impacto el cuerpo de la mujer se desvaneció dejando solo su ropa. Los agentes de policía no sabían como reaccionar, no sabían que esos seres podían matarse entre si.
Rick levantó la mirada y la enfocó en los agentes, estos al percatarse comenzaron a apuntar con sus armas, pero Rick... Simplemente se evaporó, al ver eso todos respiraron aliviados.
Desde lo alto de un edificio cercano, el hombre del sombrero de copa lo observó todo, la sonrisa que siempre adornaba su cara había desaparecido levemente, agarró su bastón con fuerza y se convirtió en humo desapareciendo por completo.
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