CAPÍTULO VII
LA REINA DEL TIEMPO
El sol del amanecer se dejó ver de nuevo en las calles de Tiralon, Tayson y los demás que habían pasado la noche en la solitaria posada se despertaron al notar la calidez de la mañana. Sin perder un instante todos se prepararon y salieron del edificio. Allí se encontraba toda la ciudad esperándoles.
-¿Qué ocurre? –preguntó Tayson a la multitud.
-Solo queríamos agradeceros todo lo que habéis hecho por nosotros, de no ser por vuestra intervención el sheriff habría acabado con todos nosotros –dijo una mujer.
-No debéis agradecernos nada, vosotros siempre habéis cuidado de nosotros, es lo mínimo que podíamos hacer –dijo Abigail.
-No importa, en cualquier caso sabemos que solo venís aquí de paso y aun así decidisteis hacer algo, esto es un obsequio de toda la ciudad –dijo la mujer dejando paso a una niña.
La pequeña portaba una bolsa la cual le ofreció a Tayson. El pistolero la agarró sonriendo, al abrirla vio que estaba llena de carne seca.
-Esa carne aguantará por días sin pudrirse, seguro que os irá bien en vuestro viaje –dijo la niña sonriendo.
-Muchas gracias pequeña –añadió Tayson sonriendo.
-Sois la ciudad más generosa y buena que he conocido nunca, os estaremos eternamente agradecidos –comentó Vils sonriendo.
-Gracias a vosotros –dijo la niña.
El grupo se despidió de toda la gente y retomaron su marcha hacia las tierras olvidadas al encuentro de la sombra de la noche, la cual Tayson sospechaba que se trataba de Oscelot un antiguo pistolero arcano al que conoció durante su estancia en la orden de la Bala zafiro. La banda tomó un sendero situado al norte de la ciudad, de esa manera abandonaron las tierras de Elamor. Sin que se percataran un cuervo blanco como la nieve les observaba, el cual alzó el vuelo en dirección contraria a la suya.
La banda se preparaba para la etapa más difícil de su viaje, pues ninguno de ellos se había aventurado nunca tan lejos, a excepción de Eternia, no sabía que iban a encontrarse.
-Eternia, tú eres la única que ha salido de los confines de Elamor, comparte con nosotros tu conocimiento de estas tierras –rogó Astor.
-Lo cierto es que hace mucho tiempo que no salgo de Elamor, ciertamente no puedo ayudar demasiado, pero recuerdo que había un pequeño pueblo situado muy cerca de las tierras olvidadas, localizado en un lugar al que llaman la garganta de los sin nombre –comentó.
-Un nombre de lo más alentador –comentó Vils.
-Las gentes que habitan en estas tierras son algo diferentes a las de Elamor, no acostumbran a recibir visitas de forasteros, así que no esperéis que nos reciban con los brazos abiertos –añadió la mujer.
-Aun así es nuestra mejor opción, vayamos a ese pueblo y desde ahí partamos hacia las tierras olvidadas –sugirió Tayson.
En Elamor, Eliriot caminaba por las calles de la cuidad, cuando algo llamó su atención. Un majestuoso cuervo blanco sobrevolaba la ciudad, el pistolero le siguió con la mirada y vio que el ave entraba en la torre más alta del cuartel de la orden. Eliriot comenzó a correr, entró en el edificio y subió a lo alto de la torre, allí se encontraba el cuervo. El pistolero se acercó a él, le acarició la cabeza y una suave luz blanca emanó de su mano.
-¡Están vivos! –exclamó.
El pistolero salió rápidamente de la torre y se dirigió sin perder un instante a la mansión del duque. Eliriot abrió la puerta de la sala principal, tomó un pequeño pasillo situado al fondo, tras subir unas pequeñas escaleras de caracol llegó a la puerta de los aposentos del duque y llamó, desde dentro se escuchó al duque diciéndole que podía pasar.
-¿Qué ocurre Eliritot? –preguntó sentado en una silla frente a una mesa plagada de documentos.
-Están vivos –dijo directo.
-¿Cómo? –preguntó sorprendido.
-Uno de mis cuervos blancos los ha visto a las afueras de la ciudad de Tiralon –explicó.
-Es imposible que sobrevivieran al nexo –dijo el duque levantándose de su asiento.
-Pues de alguna manera lo han hecho, por lo que ya sabrán que los mandemos a una muerte segura –añadió Eliritot.
-No podemos permitir que lleguen a su destino, si se reúnen con Oscelot serán una molestia demasiado grande –dijo irritado Amil.
-¿Qué sugiere señor? –preguntó el pistolero.
-Llama a Gisvelit, ella se encargará –ordenó el duque.
-Como ordene señor –concluyó Eliriot con una sonrisa en el rostro mientras cerraba la puerta y salía de la habitación.
-Debo darme prisa –dijo el duque para sí mismo.
El grupo se encontraba en una senda rodeada de árboles, era una imagen preciosa muy alejada de las desérticas tierras que acostumbraban a ver, allí el sol no era tan fuerte por lo que el calor no era un problema. Todos seguían a Eternia a un pequeño pueblo situado cerca de las tierras olvidadas. Entonces Vils se acercó a Astor.
-Me gustaría hablar contigo –dijo el pistolero sin parar la marcha.
-¿Qué pasa? –preguntó.
-Cuando llegamos a Elamor dijiste algo de tu gente, siento curiosidad desde entonces por saber a qué te referías –curioseó Vils.
-Entiendo –dijo sonriendo –Verás –prosiguió –Yo no soy un mago perteneciente al mismo linaje que vosotros, mi gente se remonta a mucho antes de la llegada de los tuyos, cuando los magos vinieron aquí para formar Elamor tras la llegada del portal nosotros ya estábamos aquí, siempre hemos vivido en estas tierras. Al llegar los magos quisieron arrebatarnos nuestras tierras de un modo egoísta y cruel, eso desencadenó una guerra que duró siglos, tras una batalla en la que miles de guerreros de ambos bandos perdieron la vida el duque y todos los pueblos de mi gente llegaron a un acuerdo de paz, nosotros permitiríamos la expansión de Elamor siempre y cuando no interfiriera en nuestra cultura –explicó.
-Un segundo esa batalla que hablas ¿Se trata de la batalla de las nueve balas? –preguntó Vils sorprendido.
-Vaya pensé que no la conocías –dijo Astor.
-Sí que la conozco, pero ignoraba que fuera contra otros magos de estas tierras, pensé que se luchaba contra invasores extranjeros –explicó.
-Y así fue, solo que los invasores eran los tuyos –añadió Astor.
-Nunca imaginé que la fundación de Elamor estuviera tan bañada en sangre –comentó algo descolocado.
-Bueno, mirando el lado positivo saqué una gran amistad de aquella batalla, pues fue allí donde conocí a Tayson –dijo sonriendo.
-¿Tayson y tu luchasteis en esa batalla? –preguntó sorprendido.
-Sí, hace ya casi ochenta años, nunca olvidaré ese día, por mucho tiempo que pase –concluyó mirando a su líder.
-Ahora entiendo vuestra experiencia en combate –dijo sorprendido Vils.
-Algo positivo o negativo dependiendo del punto de vista es, que gracias a nuestra magia nuestra vida es mucho más larga que la gente que no tiene el don, eso nos permite equivocarnos muchas veces, pero también aprender e intentar arreglar nuestros desastres personales, aun eres joven tienes mucho tiempo para equivocarte y eso es bueno, siempre y cuando sepas como lidiar con ello –concluyó Astor ante la sonrisa de Vils
La banda siguió caminando hasta que el sendero por el que iban terminó dando lugar a una enorme formación montañosa, con un precioso rio que atravesaba todo el lugar.
-Es increíble que un sendero boscoso termine en la cima de una montaña –comentó Masalot.
-Las tierras olvidadas se encuentran pasando todas estas montañas, una vez las crucemos estaremos a un día de viaje –dijo Eternía.
Reanudaron la marcha sin percatarse que tras ellos escondida entre los árboles se encontraba una silueta observándoles amenazante. El grupo comenzó a descender por la empinada montaña, el terreno era peligroso, el más mínimo resbalón provocaría una caída mortal. Sin ningún inconveniente el grupo consiguió llegar al pie de la montaña donde una gran zona llana les esperaba con un rio atravesándola. Así ante ellos se encontraba una persona, cubierta con una capa gris y una gran capucha.
-Sí que habéis tardado en bajar –dijo la extraña persona que parecía ser una mujer.
-¿Quién eres tú y que haces aquí? –preguntó Abigail.
-Perdonad mis modales, mi nombre es Gisvelit –respondió.
-Ese nombre me suena, un segundo ¿Eres Gisvelit la reina del tiempo? –preguntó Tayson.
-¡Qué gran honor que el gran Tayson líder del Cañón negro me conozca! –exclamó emocionada.
-¿Por qué la llaman así? –preguntó Abigail.
-Porque puede manipular el tiempo a su antojo con su poder –respondió directo Vils.
-¿Tú también la conoces? –preguntó Masalot.
-Solo de oídas, lo cierto es que no pensaba que realmente existiera –respondió.
-¿Qué haces aquí Gisvelit? –preguntó Tayson.
-Bueno, al igual que vosotros me dedico a realizar trabajos que otras personas no quieren realizar y en este caso me han contratado para mataros –respondió la mujer.
-¿Quién te ha contratado para tal vil misión? –preguntó Vils.
-¿De verdad no lo sabes? Habla con tu querido duque, quizás pueda responderte –dijo sarcástico Masalot.
-Lo siento pero no puedo revelar a mis clientes, tengo principios, pero siempre quedan satisfechos con mi trabajo –dijo la mujer.
-Eso es lo que dicen todas las putas del burdel cuando les pregunto –bromeó Masalot.
-Masalot… Cállate –dijo algo molesto Tayson.
-Bien, dejémonos de palabras, como siempre digo… Cada segundo cuenta –finalizó.
La mujer se despojó de su capa dejando ver su cuerpo, una mujer de mediana edad, con el cabello corto de tono rojizo, vestida con un traje de cuero negro, con unas elegantes hombreras de acero y unas botas de hierro, sus rojos ojos se clavaban en los de sus rivales, su rostro plagado de cicatrices daba a entender que era una guerrera curtida en la batalla. La mujer abrió el portal y de él sacó un precioso reloj de bolsillo de oro, con el símbolo del infinito grabado en la tapa.
-¿Un reloj? ¿Su arma es un reloj? –preguntó Abigail confundida.
-¡No dejéis que lo use! –gritó Tayson.
Eternia lanzó su cuchillo, pero antes de que impactara Gisvelit apretó el botón de su reloj, deteniendo el arma en el aire, todos miraron asombrados como consiguió parar el ataque de Eternia. Rápidamente la mujer giró las manecillas del reloj en dirección contraria, haciendo que el cuchillo se girara y se lanzara contra su dueña. Eternia esquivó el cuchillo el cual se clavó en una roca cercana. Abigail agarró su rifle y con él disparó una gran hoz de energía morada. Al igual que con el ataque de Eternia, Gisvelit lo detuvo con su reloj y le devolvió el ataque, en ese momento Vils se interpuso y bloqueó el ataque con su espada, la explosión generada hizo que el pistolero saliera disparado aunque consiguió caer de pie en el suelo.
-¿Por qué coño has hecho eso? –preguntó Abigail.
-No importa, seguid atacándole –dijo Vils.
Astor lanzó una rápida flecha, pero la mujer volvió a devolver el ataque, Abigail agarró el proyectil con su látigo y lo devolvió hacia su enemiga, en esta ocasión cargado de pura energía. Gisvelit se disponía a pulsar el botón pero sin que se percatara Astor le tocó el brazo, dejándoselo paralizado, Gisvelit apartó a Astor de una patada y consiguió esquivar el ataque justo a tiempo, Vils comenzó a correr y antes de que el ataque impactara sobre la ladera de una de las montañas se interpuso y golpeó la flecha con su espada provocando una poderosa explosión que hizo que las pequeñas piedras sueltas de las montañas cayeran.
-¿Pero qué coño haces Vils? –preguntó confusa Abigail.
-Déjale –dijo Tayson.
-Habéis conseguido tocarme, no debí confiarme, olvidé que sois el Cañón negro, pero será mejor poner fin a esto –dijo Gisvelit la cual ya podía mover de nuevo su brazo.
-Vamos, atacad con todo –ordenó Tayson.
Todos comenzaron a cargar una gran cantidad de energía en sus armas, así, todos abrieron fuego creando un poderoso rayo conjunto. En esta ocasión la mujer mantuvo apretado el botón, todo comenzó a congelarse en el tiempo, incluso las gotas de agua que rebosaban del rio se paralizaron, el poderoso ataque y todo el grupo se quedó completamente paralizado.
-Sin duda es un ataque de un poder increíble –dijo la mujer acercándose al rayo de energía –será fascinante veros morir por vuestro propio ataque –concluyó.
Cuando la mujer iba a manipular de nuevo su reloj una grieta de luz blanca apareció a su espalda, de ella emergió Vils haciendo un tajo horizontal a la altura del abdomen de la mujer, Gisvelit cayó al suelo soltando su reloj, el tiempo volvió a correr y el rayo de energía impactó en la montaña que tenían enfrente provocando un gran derrumbe, grandes rocas comenzaron a caer, por suerte fueron frenadas por el caudaloso rio. Rápidamente la mujer la cual tenía un gran corte sangrante en el abdomen intentó coger de nuevo su reloj, pero fue frenada por Vils el cual colocó su espada en el cuello de la mujer.
-Si quieres conservar el cuello mejor quédate quieta –amenazó Vils.
-Una técnica muy interesante, esa dimensión a la que viajas no se ve afectada por el tiempo, ahora déjame mostrarte una técnica mía –dijo entre risas.
La mujer lanzó una pequeña bola de luz que impactó en su reloj, las manillas de este comenzaron a girar en dirección contraria, todo volvió atrás en el tiempo, hasta situarse en el momento en el que Vils atacó a Gisvelit. El pistolero apareció de la grieta, pero esta vez Gisvelit esquivó el ataque y creo una onda de choque con sus manos que lanzó a Vils por los aires. Sin perder un instante la mujer lanzó el poderoso rayo de energía combinado de la banda contra ellos. Vils el cual era el único capaz de moverse se interpuso y bloqueó el ataque con su espada salvando a sus compañeros, pero el ataque fue tan brutal que Vils salió disparado y chocó con gran violencia contra la pared de una de las montañas, el joven quedó inconsciente con pequeñas roturas por toda su vestimenta y sangrando moderadamente por varias partes de su cuerpo.
-Es increíble que haya podido bloquear un ataque como ese, pero ya hay uno menos en la ecuación –dijo Gisvelit sonriendo.
El resto del grupo recuperó el control de sus cuerpos y vieron a Vils tirado en el suelo y un gran cráter entre ellos y Gisvelit.
-¿Cómo vamos a vencerla? –preguntó Abigail.
-Ha abusado mucho de su reloj en poco tiempo, su control del tiempo ya no debe ser tan efectivo –dijo Eternia.
-Sí, pero aun así es una luchadora formidable, no bajéis la guardia –advirtió Tayson.
-Vamos no seáis tímidos, atacad –dijo la mujer.
En ese momento una flecha rozó su mejilla derecha provocándole un corte que sangraba en abundancia, así la mujer vio a Astor el cual se encontraba en su flanco derecho, cuando la mujer se disponía a atacar al hombre la flecha volvió pero cuando esta iba a impactar se dividió en dos, así cada proyectil comenzó a dividirse dando lugar a decenas de flechas que rodeaban a la mujer. Astor alzó su mano y la cerró, haciendo que todos los proyectiles le lanzaran a por la mujer, pero Gisvelit creó una cúpula con su reloj que frenó el ataque, poco a poco todas la flechas se convirtieron en polvo. Masalot fundió su arma con su cuerpo y se lanzó como un toro a por Gisvelit, a pesar de la cúpula que rodeaba a la mujer Masalot la penetró sin problemas y placó con gran violencia lanzándola por los aires, seguidamente Abigail disparó su rifle, pero no impactó a la mujer, la bala explotó y creó una telaraña de energía que la cual atrapó a Gisvelit sin dejarla moverse. Tayson acumuló energía en sus revólveres y disparó al aire creando niebla de energía pura, Eternia lanzó su cuchillo y este comenzó a absolver la niebla, la mujer se convirtió en humo y apareció con su arma, así con su cuchillo cargado con la energía de la niebla se lo lanzó a la indefensa Gisvelit, pero cuando este iba a impactar la mujer lanzó un enorme grito y su reloj se interpuso en la trayectoria del cuchillo, al impactar se formó una gigantesca explosión haciendo temblar todo el lugar, una gigantesca roca iba a caer encima de Vils. Masalot se puso sobre el pistolero y con su cuerpo metálico detuvo la roca salvándole la vida. Todo se quedó cubierto de humo, cuando se disipó Gisvelit estaba de pie con su reloj en la mano jadeando debido al cansancio.
-Todavía no hemos acabado –dijo la mujer.
-Es testaruda –comentó Abigail.
En ese momento el canto de lo que parecía ser un cuervo llamó la atención de todos. El ave apareció entre las montañas, comenzó a descender y a volar a ras del agua del rio, así se postró frente a Gisvelit. El cuervo se convirtió en una densa niebla y una voz emergió de ella.
-Gisvelit, reina del tiempo, la guerra se avecina, todos los libres deben unirse contra el enemigo común, se te convoca en las tierras olvidadas, unidos por la magia salvaremos al mundo de ella –dijo una aguda voz.
Tras esas palabras la niebla desapareció y con ella el cuervo. Todos permanecieron inmóviles ante lo que acababan de presenciar. Tayson y los demás reconocieron la voz, se trataba sin duda de la sombra de la noche.
-Era la sombra, no hay duda –dijo Abigail.
-¿Sabéis lo que acaba de pasar? –preguntó Gisvelit.
-La sombra de la noche está convocando a todos los magos libres, parece que no pretende ir solo a Elamor al fin y al cavo –dijo Tayson.
-No sé quién es esa sombra, pero tampoco me importa, acabaré mi contrato –dijo la mujer.
-Vamos Gisvelit, sabes tan bien como nosotros que la Bala zafiro es el verdadero enemigo, ya tendremos tiempo de matarnos entre nosotros, debemos acudir a su llamada –suplicó Tayson.
-Me importa una mierda, tengo un contrato y lo acabaré –insistió la mujer.
-Elamor y sus gobernantes llevan años usando a los forajidos como armas, nos contratan para realizar las tareas que ellos no quieren hacer y encima nos tachan de delincuentes. Si es eso lo que quieres, adelante, luchemos hasta que uno de los dos muera –dijo Tayson.
-Bien, habéis ganado este combate, me retiraré, pero recordar, yo nunca dejo un contrato a medias –dijo Gisvelit a regañadientes.
La mujer se acercó a Vils, posó su reloj en el pecho del joven y comenzó a girar las manecillas, así poco a poco las heridas que había por todo su cuerpo se fueron curando. La mujer miró al resto del grupo, tras soltar una leve sonrisa desapareció. En ese momento Vils comenzó a moverse.
-No le digáis nada a Vils en relación al cuervo –ordenó Tayson mientras todos asentían.
-¿Estáis todos bien? –preguntó Vils algo adolorido.
-Sí ¿Y tú? –preguntó Tayson.
-Sobreviviré ¿Dónde está Gisvelit? –indagó.
-Se ha ido, no pudo con nosotros –respondió Abigail.
-Pasemos aquí la noche, tenemos agua y las montañas nos mantendrán a cubierto –sugirió Tayson.
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